¿ Que es el síndrome subacromial ?
Se caracteriza por el estrechamiento del espacio subacromial del hombro que, como resultado, provoca una compresión en los tejidos que se sitúan en él. Este espacio se sitúa entre la cabeza del húmero y el arco coracoacromial; y alberga los tendones del manguito rotador, el tendón de la porción larga del bíceps y la bursa subacromiodeltoidea.
El denominado manguito de los rotadores está formado por los tendones de los músculos supraespinoso, infraespinoso y subescapular.
Es el problema más común de hombro (44 - 46% de las consultas por dolor dehombro).
El síndrome subacromial - impingement:
En la clínica se diferencian tres fases denominadas “Estadíos de Neer”:
El síndrome subacromial puede deberse a causas intrínsecas o causas extrínsecas. Entre las intrínsecas destacan:
Como causas extrínsecas destaca la alteración de la cinemática escapular (es decir, movimiento incorrecto del hombro) y la alteración postural.
Dolor anterolateral (bajo el acromion)
Dolor en elevación lateral y anterior, y en rotación externa (se reproducen los síntomas sobre todo si movimiento rápido)
Dolor al cargar peso y al apoyarse sobre el lado afecto (compresión acromioclavicular).
Además suele referirse dolor nocturno y puede asociar implicación de la columna cervicodorsal y de musculatura periescapular (desequilibrio/rigidez).
Hay que tener en cuenta que la patología está íntimamente relacionada y asociada a otras patologías como la tendinitis/rotura del supraespinoso o la bursitis, de forma que puede coexistir con éstas.
Los Tratamientos que realizamos en la clínica son muy amplios:
La exploración y el tratamiento deben complementarse con la evaluación de la columna cervical y dorsal, y del plexo braquial (nervios responsables del brazo), que recibirán tratamiento siempre que estén implicados en el problema y por supuesto de la higiene postural del paciente, ya que hábitos inadecuados pueden perpetuar la lesión y hacer que su recuperación sea más complicada.
¿QUIERES UN HOMBRO FELIZ? ¡¡¡DEPRIME TU HÚMERO!!!
Síndrome subacromial
Una de las lesiones de mayor incidencia en deportistas es el síndrome subacromial (o impingment). Ostor et al (2005) afirman que el 74% de hombros dolorosos se asocian a este síndrome.
Básicamente, se trata de una lesión derivada de una alteración en la estabilidad de la articulación glenohumeral (generalmente acompañda de disfunción escapular) que provoca daños estructurales en los tejidos del espacio subacromial y alteraciones de la función del miembro superior, y en muchas ocasiones acompañada de dolor; pudiendo causar incapacidad funcional y reducir la calidad de vida.
Nuestra experiencia como fisioterapeutas y deportistas, desgraciadamente, nos ha obligado a tener que lidiar en muchas ocasiones con ella.
Espacio subacromial
La etiología de este síndrome puede incluir factores anatómicos y mecánicos (Lewis et al, 2001), nosotros proponemos los siguientes factores:
Somos perfectamente conscientes de que la clave en un altísimo porcentaje de los casos está en corregir estas alteraciones, pero no es el aspecto en el que nos hemos centrado en esta entrada. De hecho, un porcentaje importante de las personas con este síndrome mejoran tras diez semanas de control motor de los movimientos de la escápula (Worsley et al, 2013).
Alteraciones de la movilidad accesoria humeral. En relación al impingement es fundamental que en los movimientos de abducción, la cabeza humeral se deslice inferiormente para no comprimir las estructuras subacromiales.
Estenosis subacromial genética: en concreto la forma de gancho del acromion es la más lesiva.
No obstante, en la mayoría de las ocasiones, estas alteraciones en las relaciones funcionales entre húmero y escápula, producen un fenómeno concreto que es el causante directo de la lesión: el desplazamiento humeral superior.
El húmero, además de sus movimientos fisiológicos en los tres planos y ejes, teniendo como centro de giro la articulación glenohumeral, presenta movimientos dentro de la cavidad glenoidea:
Así encontramos movimientos de deslizamiento superior, deslizamiento inferior, anterior y posterior; cuando estos movimientos son muy leves no nos damos cuenta que existen; el problema aparece cuando hay descompensaciones musculares que provocan cambios importantes en la artrocinemática ideal, provocando microtraumatismos que generan de forma progresiva un estrés tisular lesivo. Cuando hablamos de depresión del húmero nos referimos al deslizamiento inferior.
En esta entrada queremos centrarnos en la problemática asociada al deslizamiento superior del húmero y cómo contrarrestarlo. Empecemos por ver quién es” el malo de la clase” que se dedica a hacernos daño, y si es tan malo como lo pintan. En torno al hombro tenemos una serie de músculos que denominamos longitudinales del hombro y la cintura escapular:
esta pandilla de músculos, además de funciones individuales de cada uno, impiden mediante su contracción tónica, que la cabeza humeral se luxe por debajo de la glenoide, por ejemplo en una tracción de una carga sostenida con la mano; …¡pero si impiden que el hombro se luxe!, serán de los buenos ¿no?
Estos músculos generan diferentes movimientos de la articulación glenohumeral atendiendo al componente rotacional que generan, pero todos tienen en común que provocan un deslizamiento superior de la cabeza del húmero, pudiendo provocar, tras una potente contracción, una luxación hacia arriba.
El problema aparece cuando son mucho más potentes y dominantes que los músculos que impiden el deslizamiento superior, es en ese momento cuando pasan a ser los enemigos del hombro. En ese punto podemos decir que la flexibildad del deslizamiento superior es mayor que la del deslizamiento inferior. Con el movimiento de abducción es particularmente evidente la prominencia de la cabeza humeral, por lo que parece estar en una posición de ascenso; al contraerse el deltoides se hace dominante la tracción superior, y sólo la presencia de la bóveda acromiocoracoidea acolchada por el tendón del supraespinoso y la bursa subacromial, evitan y limitan la luxación de la cabeza humeral hacia arriba. El deltoides es un músculo potente y desde la posición de reposo genera un vector en sentido superior que tracciona la cabeza humeral hacia el acromion; cuando el deltoides deviene dominante, mientras el paciente realiza abducción del hombro, la cabeza humeral se desliza en sentido superior porque la acción de tirar en sentido inferior es insuficiente y no puede equilibrar la tracción superior.
Pues mirando bien a nuestros salvadores….. ¡¡pero si son el manguito de rotadores!! Pues resulta que la depresión del húmero depende del manguito de los rotadores. Así que una buena forma de comprobar la eficacia de nuestro sistema muscular enla depresión del húmero, será evaluando la funcionalidad de esta musculatura. En primer lugar el entrenador comprobará si la articulación glenohumeral mantiene los rangos óptimos de movilidad tanto en rotación medial como lateral, ya que una musculatura acortada no podrá ejercer de forma correcta su función. Por ejemplo los lanzadores de béisbol tienen aumentada la rotación externa y disminuida la interna.
Movilidad de las rotaciones de la articulación glenohumeral
En caso de reducción del ROM, la prioridad será devolver la movilidad. A partir de ahí…. A POTENCIAR!!! Ya sabes que corrigiendo la función muscular corregimos las alteraciones en la artrocinemática. Roy et al (2009) concluyen que los programas de fortalecimiento y de trabajo de control motor son más efectivos para este tipo de síndromes, que técnicas fisioterápicas; que desde nuestro punto de vista son un complemento importante para controlar la inflamación y acelerar el proceso.
Aunque suene paradójico, ….. si quieres un hombro feliz, ¡¡DEPRIME TU HÚMERO!!